25 abril 2013

Siglu I nación, añu 1978 redención

Prendiendo la lumbre doy con un artículu enteresante del marzu pasáu (serendipia analógicu). Es de Carlos Ruiz, presidente de ADIC y paez la rispuesta a otru anterior d´un catedráticu madrileñu que daba en proponer la esapaición de Cantabria cumo utonomía y la su unión con Castilla. Y diz Carlos:

Durante el siglo XIX a Cantabria ya se la quisieron repartir y se nos quiso integrar con diferentes regiones como si no tuviésemos entidad propia y sin contar con los cántabros. Pero si nos retrotraemos al siglo I tenemos que Cantabria era un pueblo, una nación reconocida y respetada por los romanos, siendo uno de los pueblos al que más le costó doblegar al Imperio Romano. Ya desde entonces hemos dado muchos vaivenes a lo largo de los siglos, nos han ninguneado, se han repartido nuestra tierra e incluso intentaron que olvidáramos nuestra identidad, pero al final aquí seguimos con nuestra Comunidad y nombre de siempre: Cantabria.

Nel siglu I éramos nación y desde aquella too juerin acumitías, engarras y aluchas pola nuestra supervivencia... jasta 1978, añu nel que too esu acabó y alcontramos el nuestru lugar nel mundu. El iniciu y el final, marcáu por un nombre, Cantabria. El nombre cumo quintaesencia de lo que somos y un marcu pulíticu del siglu XX cumo destinu milenariu.

Jasta que no tengamos claru que la nuestra identidá tien más que ver cona burguesía mercantil del Sanander decimonónicu que con un guerreru del siglu I, mal vamos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi paici q'es muchu más cumplicáu q'esu que dicis, y undi las élitis del antigu régimi tienin tamién algu que dicir, más lus procesos sociales, el modu prudutivu, etc.

Peru ya sabis que lu faci é-lu faci.

Paulu

Reguera dijo...

¡Qué sustu! Pensé que la cosa iba en seriu...
Uno de los puntos infumables del ideario cantabrista (de todos los pelos) es esa supuesta identidad histórica entre los cántabros prerromanos y los cántabros actuales, basada en una cosa tan simple y tan circuntancial como el etnónimo, el nombre (que, esto va para los despistados, es un nombre "rescatado" por una elite cultural, con todas las comillas que le queráis poner a "rescatado").
Me asombra más que incluso los historiadores de izquierdas caigan en esta patraña esencialista y nominalista: la de la Cantabria-nación que permanece incólume (o no tanto) desde antes de Cristo hasta hoy.
Y como nadie lo dice claramente, me voy a atrever yo a decirlo: los cántabros de hoy en día no somos los cántabros de antes de Roma, por más que el nombre sea el mismo. No hay continuidad histórica entre unos y otros. Los cántabros "de antes de Roma" desaparecen en el tránsito de la antigüedad a la alta Edad Media; desaparecen como pueblo, aculturados y asimilados por Roma.
Los pueblos no son eternos, amigos, y en la Edad Media se produce una etnogénesis, surge otro pueblo, del que (ahora sí) podemos trazar una continuidad hasta hoy. En esto no somos diferentes de la mayoría de los otros pueblos europeos. Que nos haya caído el mismo bonito nombre del pueblo prerromano es fruto del esfuerzo historicista de unas elites, no de una conciencia popular mantenida en el tiempo. Y esto hay que reconocerlo y decirlo con fuerza desde las propias filas del cantabrismo, porque ya está bien de patrañas y de historias heroicas que son simples cuentos.
En cuanto a la redención, esa tenemos que trabajarla duramente y solo puede salir del esfuerzo del pueblo concienciado (y, por tanto, bien informado).
Salud. Y fuerza para seguir luchando por Cantabria.