30 mayo 2006

Un nuevo estatuto para nuestras hablas

Somos los más remolones, pero que nadie dude que en cuanto se extienda el café para todos, Cantabria también reformará su estatuto. Un retoque por aquí, cuatro detalles por allá y ya no seremos menos que nadie. Cambios que serán menores en muchos aspectos pero que quizás puedan aprovecharse para exclamar ¿y qué hay de lo nuestro? Está claro que por debilidad manifiesta no podemos aspirar a que nuestras hablas encuentren un hueco en los primeros artículos del nuevo estatuto en los que se define la personalidad de nuestra comunidad (territorio, bandera, etc) , pero dentro del artículado quizás si encuentre un acomodo capaz de mejorar su defensa. Porque la mención actual en un apartado de un artículo de una ley es claramente insuficiente. Ni obliga a las autoridades ni fomenta nada, por lo que hace falta que nuestras hablas se redefinan como un patrimonio cultural que Cantabria debe preservar prioritariamente. No es condición suficiente, pero sí necesaria para garantizar su supervivencia.

23 mayo 2006

Publicar

En el último Encuentro sobre las Hablas populares de Cantabria se habló de la elaboración de un diccionario. Es un proyecto interesante que esperemos encuentre respaldo en su elaboración, pero que en el futuro puede toparse con una carencia llamativa: la falta de compromiso de las editoriales de Cantabria. Es mucho lo que está por publicar o reeditar y que ha sido ignorado durante muchísimo tiempo a pesar de ser referentes en la lingüística de Cantabria, como las obras de Penny o los trabajos de Francisco García. Obras de gran importancia y calidad que no descubrirían nada a los ya interesados en nuestras hablas, pero que servirían para ampliar su base social. Nada se ha intentado a pesar de que su éxito comercial es más que probable. Esperemos que pronto Estvdio, Tantín y CantabriaTradicional hagan los esfuerzos necesarios para impulsar su difusión

16 mayo 2006

Déjà vu

Al abrir el periódico casi salto del sofá. Me froto los ojos y parpadeo repetidamente. La foto es de Roberto Diego y Raúl Molleda en una entrevista sobre la situación lingüística de Cantabria y anunciando la elaboración de un diccionario. Miro con estupor la fecha. Sí, sí, es el día 11 de mayo de ¡2006! No he sido transportado en una máquina del tiempo; es simplemente un déjà vu. Porque esa es exactamente la sensación que deja esta página dedicada a los temas lingüísticos en Cantabria: una imagen mil veces repetida que todos nos sabemos de memoria y que acaba por generar indiferencia.
Criticar a Roberto Diego o Raúl Molleda por su papel en la recuperación de nuestro patrimonio lingüístico está fuera de todo lugar. Hace casi quince años, entre charlas contra la base de Picón del Fraile, conciertos folk y vida de instituto, una simple pegatina de Montañés Abora era un grito de reivindicación y rebeldía capaz de engancharnos a muchos en la defensa del montañés. Era la época dorada de Luétiga y ambos músicos eran auténticos referentes del cantabrismo. Fueron ellos los que mantuvieron viva esa llama que prendió en muchos en unos momentos muy difíciles, por lo que merecen reconocimiento y respeto.

Pero de eso hace demasiado tiempo. La base de Picón del Fraile se construyó, el BUP dejó paso a la ESO y Luétiga se disolvió; ya nada es igual… excepto las caras y los discursos que defienden al montañés. Esta inalterabilidad, en otros casos quizás loable, no es sino síntoma de una enfermedad que mata lentamente; una parálisis que afecta a las reivindicaciones lingüísticas y que tiene su máximo reflejo en la falta de relevo generacional. Algo hemos hecho mal, en algo nos hemos equivocado cuando el discurso y la imagen siguen siendo las mismas en una sociedad completamente diferente. Hacen falta nuevos lenguajes, nuevas ideas y nuevos proyectos. De lo contrario, en el 2020 sufriremos otro déjà vu decepcionante.

09 mayo 2006

Una polémica y dos conclusiones

Sigue coleando la polémica entre las juventudes del PP y del PRC, esta vez en forma de respuesta de Diego Movellán, presidente de Nuevas Generaciones. Más de lo mismo, reiteración en los argumentos y continuación de la batalla política entre estos dos partidos a los que por aburrimiento dejamos ahí enzarzados. No parece que vayan a aportar nada nuevo al debate.

Sin embargo, este cruce de tribunas libres, ruedas de prensa y demás comunicados ha generado en diversos medios digitales (foros y blogs) una reacción que bien merece una reflexión. Porque son muchos los que, sin entrar en el fondo de la discusión entre ambos partidos, han salido en defensa de nuestro patrimonio lingüístico.

Por un lado llamando a la cordura (o más bien a instruirse) a los que niegan que exista algo más que modismos o variantes del castellano en Cantabria (como Movellán apunta en su última tribuna). No es una cuestión de fe o de posicionamiento político sino una realidad que enriquece a nuestra comunidad. Por otro, dejando bien claro que la promoción de nuestras hablas no está en oposición a la importancia que tiene el castellano como patrimonio de nuestra tierra. Ambos se deben cuidar y tener como propios de nuestra cultura.

Dos ideas, sólo dos ideas muy básicas que quizás puedan generar una corriente de opinión en la sociedad cántabra y nos permitan colocar a nuestro patrimonio lingüístico en lugar en el que se merece.

02 mayo 2006

Modismos

Modismo: m. modo de hablar propio de una lengua, que se suele apartar en algo de las reglas generales de la gramática. Esu es lo que diz querer caltener el PRC: modismos de Cantabria. ¡Qué luegu se desapartó esti partíu de cualquier cosa que otros puedan sentir comu nacionalista! Si pa ser más aparente tien de dicise que los bienes lingüísticos de Cantabria son solo unos modismos, se diz y puntu. En vez de risponder a esi axioma del diañu de parlar de lengua=nacionalista escurren a Movellán nesta analogía y quedan tan tranquilos. ¡Válgame Dios, comu vamos a parlar nós de lengua o hablas tradicionales…! Modismos, son modismos. O mejor deje, que tien más mogura. Tranquilu Diego, si lo que camientas es que se esmane el –uco, tranquilu. Siguirá dijéndose ensin que tengáis de jacer ná.