24 enero 2006

Normalizar las peculiaridades

P.-¿Existe el idioma cántabro?
R.-Sí encontré que se conservan vocablos del castellano antiguo en las aldeas. En Lamiña (Ruente) oí a dos mujeres: -Chacha, los freires nacerán o plantaránlos-, -Los freires salen de la freirería- contestó, y esa palabra, que significa fraile, la encontramos en 'Los Milagros de Nuestra Señora', de Gonzalo de Berceo. En Soto de la Marina dicen que a los niños herniados los curaban con una 'bizna', palabra que sale en el Quijote y significa emplasto... Incluso de la época prerromana hay voces. Un cabuérnigo no habla como un pasiego, no tendría sentido unificar este lenguaje.

Quien así responde es el investigador Jesús García Preciado ante las preguntas del Diario Montañés. Más allá de las imprecisiones de la respuesta, nos quedamos con el interesante debate que puede suscitar su última frase. ¿Tendría sentido unificar esos lenguajes que innegablemente existen en los valles de Cantabria? ¿Queremos poner en marcha un proceso de unificación lingüística de nuestras hablas? Este es el gran debate que debe surgir entre los interesados en las hablas de Cantabria, analizando ventajas e inconvenientes de cada posición. Si se dejan tal como están morirán sin remisión; si se unifican perderán gran parte de su esencia. ¿Merece la pena dejarlas morir por preservar su peculiaridad? ¿Merece la pena unificarlas si pierden su identidad?

Esta bitácora se posiciona claramente a favor de iniciar procesos de normalización de todas las hablas de Cantabria porque es lo único que puede proteger nuestro patrimonio. Es un proceso polémico, difícil y muy criticable y es por eso que está sin hacer; nadie quiere lanzarse a una empresa tan ingrata. Iniciar la normalización no quiere decir unificar o suprimir las hablas tradicionales ni inventarse nada. Simplemente pretende ordenar, sistematizar y poner a disposición de los hablantes patrimoniales y neófitos nuevas herramientas del lenguaje. No es crear normas, sino proponer usos. No es limitar las peculiaridades, sino organizarlas. Después serán los hablantes los que decidirán si esa normalización es útil o no, si tiene aceptación o es rechazada y cae en el olvido cual esperanto cántabro.
Pero hasta ese momento hay muchísimos pasos que dar y no hacerlo es más desidia que convencimiento, por lo que es responsabilidad de todos trabajar en esa dirección. En ello estaremos.

17 enero 2006

La cooficialidad se aleja de Asturias

En los últimos días destacados miembros de la Federación Socialista Asturiana (perteneciente al PSOE) se han posicionado en contra de que la reforma del estatuto de Asturias incluya la cooficialidad del asturiano para evitar obligar a nadie a utilizarlo. Sus socios de IX (izquierda Xunida) ya se han mostrado contrarios a esta postura, pero en cualquier caso, parece que los socialistas no están dispuestos a establecer una cooficialidad plena en el Principado. Son muchos los pasos que se han dado en el surdimientu de esta lengua, pero la tarea no estará terminada hasta que se culmine con la presencia que merece en el estatuto de autonomía. Los prejuicios que siguen lastrando al asturiano pueden acabar echándolo del estatuto, lo que sin duda sería una mala noticia para la normalización plena.

13 enero 2006

El detonante

Dice Xulio Viejo en la entrevista publicada en el último número de Alcuentros que la normalización lingüística en Cantabria necesitará "alguna circunstancia de carácter extralingüístico que, en todo caso, habrá de ser lo suficientemente poderosa como para determinar una voluntad en tal sentido entre la comunidad de hablantes". Un detonante que debería aglutinar amplios intereses para dar cabida al mayor número de personas, renunciar a posiciones maximalistas y realizar un intenso trabajo de pedagogía. ¿Cuál podría ser ese detonante? ¿Existirá siquiera esa circunstancia capaz de generar tal movimiento? En todo caso, queda claro que todo el proceso es cuestión de voluntad; si queremos, habrá normalización. Poner el énfasis en este punto abre esperanzas, pero también invita a pensar que si apenas se ha evolucionado hasta hoy es porque realmente no existe esa voluntad. Quizás solo tenemos lo que nos merecemos.

09 enero 2006

Lengua cibernética

Puede parecer pretencioso, pero esa es la verdad: las hablas de Cantabria son una lengua cibernética. La mayor parte de los contenidos escritos en esa lengua y los espacios en los que se difunde con mayor profusión se encuentran en Internet. Foros, blogs, páginas personales o de asociaciones y partidos políticos hacen uso de ella y la utilizan de forma regular. Es en internet donde se pueden encontrar desde diccionarios exhaustivos hasta opiniones o artículos en montañés. Si por la presencia en este medio fuera, podría pensarse que la salud de nuestro patrimonio lingüístico es excelente.
Sin embargo, nada más alejado de la realidad. Lo que debería ser signo de adaptación a los tiempos y promesa de futuro no es sino la constatación del ostracismo al que está sometida. El hecho de que la Red sea prácticamente el único espacio en el que se escribe sugiere fragilidad y endogamia y ahonda en una peligrosa división: la que separa a los hablantes patrimoniales que utilizan el montañés como vehículo de comunicación oral diario y los neoparlantes que se cobijan en la red para practicarla. Sólo la presencia en medios escritos de difusión masiva podría salvar la brecha.

02 enero 2006

Un año después...


Hace ya casi un año que ADIC reunió a un grupo de gente relacionada con el estudio de las hablas de Cantabria para dar una charla sobre la situación lingüística en nuestra tierra. Allí estuvieron representantes de Alcuentros que mostraron el proyecto que sustenta su revista; de Asubiu contando sus avances sobre la declaración de las hablas de Cantabria como Bien de Interés Cultural; el filólogo Carlos Ealo exponiendo su último artículo sobre dialectología; Roberto Diego con su visión del montañés tras años de estudio y José Ramón Saiz, que habló sobre la presencia de estas hablas en los medios de comunicación escritos. De todos se pudo sacar algo al menos para criticar. Además, plantearon diversos puntos de vista de un mismo fenómeno dando una visión coherente y amplia del problema. Como siempre, al acabar quedó la misma sensación de que algo se mueve, de que algo tenía que pasar, de que toda la energía allí brevemente expuesta podría ser encauzada en un proyecto de mayores dimensiones y objetivos más claros…

Fue todo un espejismo. ADIC no ha vuelto a dar muestra de interés por incluir a la lengua como objetivo prioritario en sus reivindicaciones y los allí presentes siguen dando guerra por separado, sin una estructura coherente que los fortalezca. Ese es el mayor problema actualmente: pocos, mal avenidos y trabajando por separado. Hace falta un objetivo aglutinador de todas las fuerzas existentes que nos permita avanzar o no habrá futuro para el cántabru. ¿Quién lo planteará? ¿Quién levantará la bandera de la defensa de nuestro patrimonio lingüístico?