27 diciembre 2006

Jaz un añu

Un añu y cuarenta y ocho entradas dimpués, aquí estamos tuvía. El 28 de diciembre de 2005, comu un mal chiste, escomenzó esta bitácora con el aquél de caltener vivu el debate lingüísticu en Cantabria. Hablamos de normalización, de lenguas, de investigación…
Abora cosas asgaya cambiarin. Ya no queremos convencer ni inguisar engarra denguna con estas línias. Ya no chillamos por una injusticia ni rutamos por desagravios. Simplemente estamos engurruñaos en un rinconucu, escuchicheando palabras de la nuestra alcordanza. Y así siguiremos, enterrando en la rede las palabras muertas que antes estuvierin con nós.

19 diciembre 2006

Palabras

Asina morren
las palabras antiguas:
comu trapos de nieve
que tras dudar en el aire
cain al suelu
sin un pujíu.
Tendría de icir: gutas.

¿Ondi están aboras las cien
formas de icir colorita?
En la costa de Biarritz alcontró
Nabokov uno de aquellos
llamatos: miresicoletea.
Mira, está abora baju la arena
comu la estiya de una concha.

Y los labios que se movierin
y dijerin talmenti
miresicoletea
los de aquellos críos
que juerin padres
de los nuestros padres,
aquellos labios durmen.

Dices: un día de agua
mientras andaba
por una carrera de Grecia,
vi que los guías de un templu
gastaban chamarras amarillas
con un gran dibuju de Mickey Mouse.
Tamién los viejos dioses durmen.

Las nuevas palabras, añades
vien jechas con materias vulgares.
Y parlas del plásticu, del poliuretanu,
del cauchu sintéticu, y afirmas
que bien luegu terminarán todas
en el conteneor de las basuras.
Paeces un pocu triste.

Pero mira a las crías
que bierran y enrean
frente la puerta la casa,
escucha con cuicía lo que dicen:
El caballo juesi a Garatare.
¿Qué es Garatare? les prigunto.
Una palabra nueva, risponden.

Ya ves, las palabras no siempre surden
en sólidas áreas industriales;
no tien porqué ser productu
de las uficinas de propaganda.
Surden daque veces entre risas,
y se apaecen milanos en el aire.
Mira cómu tresponen al cielu,
cómu está trapeando hacia riba.

Bernardo Atxaga. El hiju del alcurdionista

12 diciembre 2006

La nochi

Asina, cuando se alleguen al altu de Sobrepuerto, a güen siguru habrá escomenzau a anochecer otra vez. Sombras espesas esquilarán comu olas por las peñas y el sol, escuru y esburriau, escrupíu de sangre, se arrastrará ante ellas apurruñándose a los escajos y al pilu de ruinas y escombrios de lo que, antañu, juera (antes de aquel fuegu que alcontró durmiendo a toda la familia y a todos los sus animales) la sólida Ca de Sobrepuerto. El que guíe el grupu parará al su lau. Mirará clisaucu el casar, la soledá inmensa y tenebrosa del lugar. Se presinará en silenciu y se estará a que los demás le alcancen. Y, cuando estén todos ajuntáos, juntu a los viejos jastiales de la casona alampáa, se arrecatarán al tiempu para ver comu la nochi encorona un día más las casas y los árbores de Ainielle, mientras angunu de ellos se presina de nuevu rutando por lo bajín:
- La nochi queda para quin es
Julio Llamazares. La lluvia amarilla

05 diciembre 2006

remanez