25 abril 2006

La madre del atrevimiento

"Naidi conoz, naidi sabe ónde se parla ni cual es la su fonética [del idioma cántabru]" Estu lo diz Diego Movellán, el presidente la mocedá del PP, el partíu más votado en Cantabria. Preocupante, preocupante asgaya. Porque bielda muncha inorancia en una presona que quiciás, si sabe a qué árbor arrimase, a quín reíle y cuando estase gutu puei ser daque día un puestu importante nel partíu al que pertenez. Tien tou el drechu a creticar otras opiniones e inclusive se comprende que chirríe el términu idioma cántabru. Pero de ahí a soltar esa patochada va largu. A buen siguro no está muy viajau más allá de Puertochico, ni está muy leído en Pereda, Llano o Menéndez Pidal, ni conoz la postura del su partíu ena comunidá vecina de Asturias. Comu sempri, las nuestras hablas, en metá la jorra pulítica tuviendo las de perder. Por suerte, esto cura leyendo; si quier le apurrimos angu pa deprender.

11 abril 2006

El Nansa en V.O.

La Fundación Marcelino Botín ha presentado a los alcaldes de la zona del Nansa el proyecto Patrimonio y Territorio que pretende poner en valor la riqueza cultural y paisajística de ese valle cántabro. Gran noticia para la zona que puede encontrar en él un medio de desarrollo sostenible y gran oportunidad para nuestro patrimonio cultural: y dentro de ese patrimonio, por supuesto, la lengua. Esperemos que la realidad viva de las hablas de la zona y la gran cantidad de trabajos científicos (Penny) y literarios (Cossío, Pereda, Unamuno) que la apoyan sea apreciada de forma adecuada en dicho proyecto. Porque si importante es el paisaje, las costumbres y la economía como parte de la identidad de la zona no cabe la menor duda de que la lengua también lo es: el paisaje son torales, vallejas, torcas y lombas, las costumbres la basna, el jorcón y el roeru y la economía los bellos, los jatos y la pala. Que no lo traduzcan, por favor, que nos dejen la V.O. Subtitulada si quieren , pero en versión original.

04 abril 2006

El Campus Comillas y las hablas de Cantabria

Ahora que parece imparable la creación de un gran centro de estudios sobre el castellano en Comillas, sea quizás el momento de plantearse si sería oportuno que el montañés o cántabru tuviera cabida en él. Lo primero que habría que resaltar es que la creación de dicho centro puede convertirse en un gran proyecto. Atraer la atención internacional con un centro cultural que aportará dinero a la región sin destrozar sus valores naturales y protegiendo el patrimonio arquitectónico es ya de por sí un gran éxito. Poco importa cual fuera la cuna del castellano; Cantabria tiene la legitimidad para crearlo y poner en valor un patrimonio propio tan importante como es la lengua que compartimos con millones de personas en todo el mundo. Es la lengua de Pereda, de Llano, de Amós de Escalante y de todos los escritores pretéritos y presentes que ha dado nuestra tierra, por lo que forma parte de nuestra cultura.

Sin embargo, a la sombra de tan ambicioso proyecto y tan impresionante patrimonio como es el castellano, cabe preguntarse si no sería pertinente reservar un lugar adecuado a ese otro patrimonio lingüístico que muere en nuestra comunidad: las hablas tradicionales de Cantabria. Algunos políticos parecen insistir en despreciar este patrimonio para realzar el otro, cuestión que descubre su ignorancia. ¿Acaso defender las hablas de Cantabria significa rechazar el castellano? ¿Qué impide reservar espacio y tiempo para estudiar y fomentar nuestra riqueza lingüística propia?

Aunque claro, pensar que se va a hacer algo en el Campus Comillas cuando no se hace ni en la Universidad de Cantabria y en la Consejería de Cultura es como pensar empezar la casa por el tejado. Y a pesar de toda la ilusión que ponemos en ello, no acabamos de verlo claro.